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UBCH TV.
EL ESPECTADOR
UBCH TV. 30-04-2020. El pasado 30 de marzo, un grupo de 64
colombianos arribó al aeropuerto El Dorado. En su momento se dijo que Estados
Unidos había hecho controles y ninguno presentaba síntomas del nuevo
coronavirus. Aun así, 23 de ellos resultaron contagiados.
Hace unos días, empezaron a alertarlo medios nacionales: de
los 64 colombianos deportados a Colombia desde Estados Unidos el pasado 30 de
marzo, unos 24 venían contagiados del nuevo coronavirus. Esta vez, el turno fue
para la agencia internacional de noticias Reuters: “Cerca de dos docenas de
migrantes deportados de Estados Unidos en un vuelo a Colombia el mes pasado han
dado positivo en coronavirus, confirmaron dos fuentes familiarizadas con el
tema, lo que se suma a las preocupaciones de que las deportaciones desde
Estados Unidos pueden estar propagando la enfermedad”.
“Sí. Resultamos enfermos 23”, le confirmó a este diario
Jaime*, quien le contó a El Espectador cómo se vivió esta historia desde
adentro. Él fue detenido en Estados Unidos, cerca de la frontera con México, el
mismo día en que cruzó el río Bravo buscando nuevos caminos. Permaneció 38 días
en un centro de detención y finalmente fue remitido a Louisiana, al igual que
los otros 63 colombianos, para que un avión de la agencia federal ICE (Servicio
de Inmigración y Aduanas) los trajera de vuelta a Colombia. Aunque, de acuerdo
con Jaime, los 23 no venían contagiados desde Estados Unidos. Solo uno. (La transformación de los hospitales en
Estados Unidos por la crisis del COVID-19)
El pasado 30 de marzo, confirmó el Ministerio de Justicia,
un avión aterrizó en el aeropuerto El Dorado. Transportaba a 64 personas, todas
deportadas por el gobierno estadounidense: más de la mitad (36) fueron
devueltos por irregularidades migratorias y el resto, por problemas judiciales:
14 por drogas, ocho por delitos comunes, cuatro por hurto, uno por delitos
sexuales y uno más, por lavado de activos. Al llegar, dos tenían pendientes con
la justicia colombiana y fueron presentados ante jueces, pero, al final, todos
fueron aislados en el mismo lugar: la base militar de Tolemaida (Cundinamarca).
Al llegar a El Dorado, cuenta Jaime, las autoridades
colombianas no tenían claro qué hacer con el grupo. La primera idea fue
enviarlos a una casa del Minuto de Dios en Tenjo (Cundinamarca), pero los
habitantes del municipio se negaron. Luego pensaron en mandarlos al hotel
Tequendama, que se adecuó en la coyuntura para recibir a pacientes considerados
de baja complejidad, pero las autoridades temían que interceptaran los
vehículos en el camino. La resolución final fue transportarlos en un Hércules
del Ejército a Tolemaida. Y así ocurrió ese mismo 30 de marzo a la medianoche.
En su momento, El Espectador le preguntó a Diego Molano,
director del Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre), por el estado
de salud de los deportados. “A todos se les aplicó el examen antes de tomar el
vuelo. Al llegar, la Cruz Roja les tomó la temperatura y luego Secretaría de
Salud hizo prueba de tamizaje. Todos dieron negativo”, aseguró entonces el alto
funcionario. El Ministerio de Justicia, por su parte, dijo: “Antes del vuelo,
(ICE) realizó los respectivos protocolos sanitarios de todos los deportados,
validando que ninguno presentó síntomas asociados al COVID-19”.
Jaime explica que, antes de montarse al avión, en Estados
Unidos les hicieron exámenes de rutina: temperatura, presión. “Pero, ¿cómo se
sabe con eso si alguien tiene coronavirus?”, cuestiona. La historia que le tocó
vivir le da la razón. En el vuelo, un joven de unos 30 años o menos venía con
COVID-19 y ni Estados Unidos ni Colombia lo detectaron a tiempo. Enviaron al
grupo a la base militar y, cinco días después, el Instituto Nacional de Salud
(INS) arribó para hacer pruebas. “Fue por insistencia nuestra. Algunos
necesitábamos medicamentos y, al pedirlos, pedimos también que nos hicieran el
test”.
Los resultados, dice Jaime, se demoraron una semana.
Llegaron el 11 de abril pasado. El joven de unos 30 años o menos dio positivo
para COVID-19. Al arribar a Tolemaida, los habían instalado unas carpas
-similares a las que se pusieron en el parqueadero del Hospital Militar
Central-, 14 personas en cada una, y así duraron hasta el 4 de abril, cuando
llegaron los resultados del INS. A él lo aislaron y lo dejaron durmiendo solo,
así como aislaron a quienes compartían con él carpa. Se repitieron los exámenes
para todo el mundo y los resultados se conocieron en tres días: 22 personas más
estaban contagiadas.
Fuentes del Ministerio de Defensa indicaron a El Espectador
que, tras conocerse los resultados positivos de los 23 deportados, estos fueron
trasladados de la base de Tolemaida al Hospital Militar Central, ubicado en el
barrio Chapinero de Bogotá, para que fueran atendidos. Jaime confirma esa
versión, aunque añade varios detalles. Para empezar, que aquellos cuyos
resultados dieron negativo dos veces (40 personas) fueron enviados a sus casas;
al igual que siete de los contagiados estaban asintomáticos. Cinco contagiados
más se fueron al hotel Tequendama y 11, al Hospital Militar Central. (El sacrificio
de los médicos en Guayaquil para huir del desempleo)
Dos de las personas contagiadas resultaron en la Unidad de
Cuidados Intermedios y a los demás, dice Jaime, los dejaron en urgencias
respiratorias un par de noches. “No sabemos sí ahí contagiamos a alguien”. De
ellos, seis se fueron para sus casas, incluido uno de los que pasó por cuidados
intermedios. Los demás, cinco personas, se hospedaron en el Tequendama. Jaime
asegura que a él y las otras cuatro personas contagiadas, el Gobierno les está
costeando la estadía en ese hotel; mientras que a los primeros cinco que
llegaron allí les tocó pagar de su propio bolsillo.
Desde entonces, 10 de los 64 deportados que envió Estados
Unidos a Colombia el 30 de marzo permanecen en ese hotel, situado en el centro
de Bogotá. “Acá nos tratan bien, siempre nos preguntan cómo estamos, pero no
nos han hecho ningún examen en profundidad. Estamos asintomáticos, sí, pero,
por ejemplo, no nos han tomado placas de los pulmones para saber si el virus
nos ha afectado. El viernes pasado nos volvieron a tomar muestras y, según nos
dijeron los del Instituto (Nacional de Salud), todo salió positivo. Mañana
vuelven a tomar otras muestras porque creen que algo se hizo mal”.
¿Está el personal militar de Tolemaida en riesgo por este episodio?
Según el Ministerio de Defensa, no, aunque las fuentes no confirmaron si se
hicieron de todas maneras exámenes a los uniformados que tuvieron contacto
-aunque fuera mínimo- con los deportados. Cuando Reuters habla de las
preocupaciones que genera el que Estados Unidos pueda estar propagando el
virus, esa afirmación tiene que ver con el hecho de que ya se ha identificado
más de un vuelo de deportación desde ese país con personas contagiadas de
COVID-19. Por esa razón, las deportaciones de Estados Unidos a Guatemala
quedaron en pausa.
*Nombre modificado por dos razones: porque las historias
clínicas son privadas y porque, en El Espectador, no queremos facilitar actos
de discriminación en contra de las personas contagiadas de COVID-19. Casos ya
se han visto.
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