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El director del documental 'Lawfare in the backyard: la
guerra judicial en Latinoamérica', explica de qué se trata el aparente
entramado contra dirigentes de centroizquierda en la región.
"Quieren instalar un programa político y económico a
medida": el trasfondo de la batalla judicial contra Lula, Kirchner y
Correa
El concepto de 'lawfare' tiene diversas interpretaciones en
distintas partes del mundo, pero suele entenderse como un mal uso de la
Justicia con fines políticos y económicos. Proviene de las palabras 'law' (ley)
y 'warfare' (guerra), por eso también se habla de batalla judicial.
Uno de sus grandes teóricos fue el general mayor retirado de
la Fuerza Aérea de EE.UU., Charlie Dunlap, quien hoy se desempeña como docente
de Derecho en la Universidad de Duke, en el estado de Carolina del Norte.
"La guerra jurídica se entiende como el uso de la ley como un medio para
conseguir lo que de otra manera tendría que conseguirse con la aplicación de la
fuerza militar tradicional", señaló. Aquella definición fue publicada por
la revista profesional de la Armada estadounidense, Military Review, en 2017.
En América Latina, el término se asimila como una estrategia
regional para atacar, denostar, deslegitimar, encarcelar y hasta impedir
candidaturas presidenciales de populares dirigentes de centro izquierda desde
los tribunales. La batalla continental del siglo XXI la protagonizan abogados,
jueces y fiscales.
Dar vuelta un continente
Los casos de Ecuador, Argentina y Brasil son paradigmáticos,
pero también reveladores. En esos tres países los expresidentes Rafael Correa,
Cristina Fernández de Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva recibieron
denuncias, polémicos procesos judiciales sin garantías ni pruebas concluyentes
y órdenes de prisión preventiva (para Correa, refugiado en Bélgica, y Fernández
de Kirchner, con inmunidad parlamentaria por ser senadora nacional). Todo ello
sumado al encarcelamiento efectivo de Lula, situación que le impidió postularse
a la Presidencia en 2018, cuando era el candidato más popular del 'Gigante de
Sudamérica'.
Recientemente, lo que comenzó siendo un manto de sospechas
regional, con infinidad de coincidencias entre los países mencionados, pero que
solo podía ser entendido por letrados y académicos especializados en la
materia, se empezó a demostrar para el resto de la sociedad. En las últimas
semanas, el portal The Intercept Brasil
filtró conversaciones entre el entonces juez Sergio Moro, quien privó de
la libertad al político, y el fiscal Deltan Dallagnol, encargado de llevar
adelante la acusación contra Lula por la llamada operación 'Lava Jato' (Lavado
de Autos). En esos mensajes se hablaba sobre la mejor forma de desarrollar el
caso contra el máximo referente del Partido de los Trabajadores (PT).
En Brasil, como en la mayoría de los países democráticos, el
magistrado está obligado a ser imparcial. No debe coordinar ni asesorar a la
parte acusatoria, y el motivo es obvio: tiene que impartir justicia basado en
evidencias concretas, y no en motivaciones personales, ideológicas o
conspirativas. "Moro estaba decidido a condenarme incluso antes de recibir
la denuncia de los fiscales", expresó Lula al respecto. ¿El resultado
final? Bolsonaro presidente. Moro ministro de Justicia. No obstante, la
obscenidad de aquella jugada ya se está destapando.
Más allá de estas irregularidades, todavía falta demostrar
otra pata fundamental de la teoría del 'lawfare': que Washington estaría detrás
de toda la maniobra regional. Sin embargo, en los últimos años aparecieron
algunos indicios y muchos afirman esta hipótesis. Leandro Carvalho, director
del documental 'Lawfare in the backyard: la guerra judicial en Latinoamérica',
es uno de los que sostienen aquella idea y concede una entrevista a RT para
explicar su punto de vista sobre el aparente entramado judicial que ayudó a la
consolidación de la derecha, en el territorio que EE.UU. considera como su
patio trasero.
RT: ¿Se trata de una teoría conspirativa contra EE.UU.?
L.C.: Hay que remitirse a las pruebas concretas,
declaraciones de los representantes de las Fuerzas Armadas estadounidenses y el
poder político de la Casa Blanca. Desde que llegó Donald Trump al poder, está
planteando la doctrina Monroe de nuevo, que ya estaba enterrada. Entiende que
todo Occidente les pertenece, y esto lo dicen explícitamente los voceros
oficiales en todos los medios.
Está claro que hay un escenario de multipolaridad política y
económica muy importante. EE.UU. dejó mucho territorio en Latinoamérica en los
últimos 20 años. Del "no al ALCA" para acá, no pararon de perder
terreno. Las teorías conspirativas están basadas generalmente en cuestiones que
no tienen materialidad, que no se pueden probar, pero esto es algo
absolutamente concreto.
RT: ¿Se puede demostrar la presunta implicación de la Casa
Blanca en las acusaciones contra políticos latinoamericanos?
L.C.: En Argentina tenemos un embajador estadounidense que
se llama Edward Prado, fue juez en Texas. Un señor de ultraderecha. Estuvo
viniendo al país durante mucho tiempo para dar talleres y charlas sobre cómo
los jueces y fiscales tienen que manejarse, trabajando para que la gente crea
en la Justicia, dice él. De hecho, cuando Trump lo nombró embajador, fue al
Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU. y expuso esto mismo. En el
rol de diplomático, dijo que va a trabajar con jueces argentinos para decirles
cómo hacer las cosas mejor.
Esto es una prueba clarísima a nivel internacional, que no
hace falta ni explicar. Un embajador no puede tener injerencia en otro país,
trabajando con jueces y fiscales locales, y mucho menos decirlo abiertamente en
el Congreso. Es una barbaridad.
RT: Recordemos que según una serie de cables revelados por
WikiLeaks, el fallecido fiscal Alberto Nisman, a cargo de la investigación por
el atentado a la AMIA de Buenos Aires en 1994, coordinaba su labor judicial con
EE.UU. Además, antes de morir denunció a Fernández de Kirchner por
encubrimiento del ataque terrorista que mató a 85 personas, lo que derivó en un
pedido de prisión preventiva contra la expresidenta por parte del juez Claudio
Bonadío.
L.C.: ¡Exacto! Sumado al reciente escándalo del fiscal
Carlos Stornelli y Marcelo D'Alessio, quien se presentaba como un agente de la
Administración para el Control de Drogas de EE.UU. [ambos son investigados por
haber conformado una supuesta red ilegal de espionaje y extorsión para
modificar testimonios judiciales y redireccionar causas, perjudicando también
al kirchnerismo].
RT: El juez federal que investiga esta red, Alejo Ramos
Padilla, ya advirtió que esta información podría perjudicar las relaciones de
Argentina con EE.UU. ¿Cómo caracterizás esta batalla judicial?
L.C.: Es el Poder Judicial atacando al poder ciudadano, con
la articulación de diferentes focos, como el mediático y el Ejecutivo. Por eso
los golpes blandos, o parlamentarios, son distinguibles. En el caso de Brasil,
la destitución de Dilma Rousseff fue previa al 'lawfare'. Y los medios
potencian todo esto. Pero el concepto de 'lawfare' tiene como 70 años, no es
ninguna novedad.
RT: ¿Cuál es el interés o el trasfondo de instaurar este
posible sistema judicial que perjudica a los referentes de las clases populares
en América Latina?
L.C.: El punto de partida, y el objetivo final, es la
instalación de un programa político y económico a medida de los sectores de
poder concentrado financiero. Quizás es lo que menos claro se vea para el
ciudadano común. Los nombres propios, son anecdóticos, como Correa, Glas, Lula,
Kirchner, y todos los sectores opositores.
Nosotros no planteamos poner a nadie fuera de la ley, al
contrario. Pero decimos que se está persiguiendo políticamente, encarcelando
ilegítimamente y vulnerando el estado de derecho, producto de una necesidad de
controlar el mercado latinoamericano.
RT: ¿Por qué decidieron hacer la película?
L.C.: Es un documental en tiempo real, sobre la coyuntura,
mientras el fenómeno se iba instalando en la región. Creímos que el 'lawfare'
era un tema central a futuro, es un elemento de las guerras no convencionales o
híbridas.
La situación local también fue importante. Milagro Sala en
Argentina estuvo años presa sin respeto al debido proceso ni la presunción de
inocencia. Más allá de lo que se pueda probar o no, pero antes de eso estuvo
presa. Se abusa de la prisión preventiva. Está a la vista.
RT: ¿Cómo impacta su proyecto en la gente? ¿Lograron cambiar
la visión de alguien o solo es visto por propios?
L.C.: Recién llevamos pocas proyecciones, pero estamos
intentando atravesar la grieta, para llegar a otras personas y romper con la
monopolización mediática.
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