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UBCH TV.
NEWS FRONT
UBCH TV. 15-11-2019. Esta vez fueron campesinos con ponchos rojos, hombres y
mujeres con sombreros, venidos de lejos, de arriba en los altiplanos. Luego se
sumaron de la ciudad del Alto, los que pudieron llegar, otros fueron retenido
al intentar llegar hasta el centro.
Esta vez fueron campesinos con ponchos rojos, hombres y
mujeres con sombreros, venidos de lejos, de arriba en los altiplanos. Luego se
sumaron de la ciudad del Alto, los que pudieron llegar, otros fueron retenido
al intentar llegar hasta el centro. La Paz ha pasado a ser el escenario de
movilizaciones masivas diarias, cabildos, represiones, un río revuelto contra
un golpe de Estado.
La jornada esta vez terminó sin gases lacrimógenos, ni motos
y los policías y militares se mantuvieron en el habitual cerco a la Plaza
Murillo, centro del poder político nacional, donde se encuentra la sede de
gobierno, el poder legislativo, la vicepresidencia, entre otras instituciones.
En esas cuadras tuvieron lugar hechos centrales del jueves.
Por un lado, el Senado eligió a una nueva presidenta: Eva Copa, oriunda de la
ciudad de El Alto, al igual que el presidente de la cámara de Diputados elegido
la noche anterior, Sergio Choque. Con la juramentación de ambas nuevas
presidencias, pertenecientes al partido del Movimiento Al Socialismo (MAS),
quien detenta los dos tercios, quedó así redefinida la directica del poder
legislativo.
En simultáneo, la autoproclamada presidenta Jeanine Añez,
posesionó a cinco ministros más en su gabinete. Dos de ellos, nombrados el día
de ayer, tuvieron declaraciones que alertaron sobre las políticas que llevará
adelante el gobierno nombrado fuera de la Constitución en un intento de
construir una imagen institucional.
El primero fue el ministro de Gobierno transitorio, Arturo
Murillo, quien anunció que emprenderá una “cacería” contra tres ex funcionarios
del gobierno derrocado, Raúl García Linera, Juan Ramón Quintana, Hugo Moldiz,
por “sediciosos”.
La segunda fue la ministra de Comunicación, Roxana Lizarraga,
quien amenazó a los “periodistas o pseudoperiodistas”, tanto nacionales como
internacionales, que hagan “sedición”.
Los pocos anuncios que ha dado el gobierno transitorio,
donde también fueron electos altos mandos de la Fuerza Armada Bolivia y de la
Policía Nacional Boliviana, han sido entonces un redoble de amenazas dentro de
un cuadro general de noticias de represiones, muertos, heridos,
enfrentamientos, militares desplegados en las calles y carreteras.
La estrategia golpista enfrenta una contradicción
inevitable. En efecto, se trata de un golpe de Estado que niega serlo, busca
construirse una institucionalidad fuera de la ley para sostener esa narrativa,
pero en los actos de autoproclamación y anuncios de cacerías a dirigente y
periodistas deja ver su carácter antidemocrático.
Eso ha quedado claro para quienes se movilizan día tras día
y tienen entre sus demandas principales la renuncia de Añez, a quien acusan de
golpista y de racista. Esas razones, junto con el reclamo del retorno de Evo
-que no es homogéneo en las movilizaciones- han puesto en marcha un
levantamiento en diferentes puntos del país en un proceso de confluencia hacia
La Paz.
Se espera así que entre el viernes y el sábado lleguen
quienes se movilizan desde zonas rurales del interior del país, como los
cocaleros del Trópico, que este jueves estuvieron en protesta en la ciudad de
Cochabamba.
El cuadro se configura así de manera incierta para el golpe
de Estado. Por un lado, debe enfrentar un proceso creciente de movilización
nacional atravesado cada vez más por el clivaje racial: quienes se movilizan
reconocen en la autoproclamada Añez, Fernando Camacho, o Carlos Mesa,
dirigentes contrarios a las naciones indígenas, por su historia larga, reciente
y el atropello a la bandera whipala.
Por otro lado, quienes encabezan el golpe deben resolver la
promesa anunciada: la celebración de elecciones presidenciales en un plazo no
mayor a los noventa días. Ese pazo forma parte de la arquitectura que cuenta
con cuatro pasos centrales: el derrocamiento, la conformación de un nuevo
gobierno transicional, el llamado a elecciones y la celebración de las mismas.
El proceso se encuentra actualmente en el momento de
conformación del gobierno, y se enfrenta a una dificultad: debe nombrar nuevas
autoridades del Tribunal Supremo Electoral, algo que debe proceder a través del
poder legislativo, donde el MAS tiene presidencias y mayorías. ¿Buscará un
acuerdo con quien persigue o avanzará contra el poder legislativo evidenciando
aún más su carácter golpista? ¿El MAS aceptará un acuerdo con el objetivo de
lograr un cauce electoral?
Se espera que las movilizaciones aumenten en los próximos
días con la llegada de quienes vienen de diferentes departamentos del país y la
presencia masiva de El Alto, donde esta noche de jueves se velan los muertos.
Ya se habla de más de diez en el país, y más de doscientos detenidos, una cifra
provisoria y aproximativa en un marco de ruptura del Estado de derecho y
persecución a los periodistas que no cumplen con la orden golpista.
Esta vez fueron campesinos con ponchos rojos, hombres y
mujeres con sombreros, venidos de lejos, de arriba en los altiplanos. Luego se
sumaron de la ciudad del Alto, los que pudieron llegar, otros fueron retenido
al intentar llegar hasta el centro.
Esta vez fueron campesinos con ponchos rojos, hombres y
mujeres con sombreros, venidos de lejos, de arriba en los altiplanos. Luego se
sumaron de la ciudad del Alto, los que pudieron llegar, otros fueron retenido
al intentar llegar hasta el centro. La Paz ha pasado a ser el escenario de
movilizaciones masivas diarias, cabildos, represiones, un río revuelto contra
un golpe de Estado.
La jornada esta vez terminó sin gases lacrimógenos, ni motos
y los policías y militares se mantuvieron en el habitual cerco a la Plaza
Murillo, centro del poder político nacional, donde se encuentra la sede de
gobierno, el poder legislativo, la vicepresidencia, entre otras instituciones.
En esas cuadras tuvieron lugar hechos centrales del jueves.
Por un lado, el Senado eligió a una nueva presidenta: Eva Copa, oriunda de la
ciudad de El Alto, al igual que el presidente de la cámara de Diputados elegido
la noche anterior, Sergio Choque. Con la juramentación de ambas nuevas
presidencias, pertenecientes al partido del Movimiento Al Socialismo (MAS),
quien detenta los dos tercios, quedó así redefinida la directiva del poder
legislativo.
En simultáneo, la autoproclamada presidenta Jeanine Añez,
posesionó a cinco ministros más en su gabinete. Dos de ellos, nombrados el día
de ayer, tuvieron declaraciones que alertaron sobre las políticas que llevará
adelante el gobierno nombrado fuera de la Constitución en un intento de
construir una imagen institucional.
El primero fue el ministro de Gobierno transitorio, Arturo
Murillo, quien anunció que emprenderá una “cacería” contra tres ex funcionarios
del gobierno derrocado, Raúl García Linera, Juan Ramón Quintana, Hugo Moldiz,
por “sediciosos”.
La segunda fue la ministra de Comunicación, Roxana Lizarraga,
quien amenazó a los “periodistas o pseudoperiodistas”, tanto nacionales como
internacionales, que hagan “sedición”.
Los pocos anuncios que ha dado el gobierno transitorio,
donde también fueron electos altos mandos de la Fuerza Armada Bolivia y de la
Policía Nacional Boliviana, han sido entonces un redoble de amenazas dentro de
un cuadro general de noticias de represiones, muertos, heridos,
enfrentamientos, militares desplegados en las calles y carreteras.
La estrategia golpista enfrenta una contradicción
inevitable. En efecto, se trata de un golpe de Estado que niega serlo, busca
construirse una institucionalidad fuera de la ley para sostener esa narrativa,
pero en los actos de auto proclamación y anuncios de cacerías a dirigente y
periodistas deja ver su carácter antidemocrático.
Eso ha quedado claro para quienes se movilizan día tras día
y tienen entre sus demandas principales la renuncia de Añez, a quien acusan de
golpista y de racista. Esas razones, junto con el reclamo del retorno de Evo
-que no es homogéneo en las movilizaciones- han puesto en marcha un
levantamiento en diferentes puntos del país en un proceso de confluencia hacia
La Paz.
Se espera así que entre el viernes y el sábado lleguen
quienes se movilizan desde zonas rurales del interior del país, como los
cocaleros del Trópico, que este jueves estuvieron en protesta en la ciudad de
Cochabamba.
El cuadro se configura así de manera incierta para el golpe
de Estado. Por un lado, debe enfrentar un proceso creciente de movilización
nacional atravesado cada vez más por el clivaje racial: quienes se movilizan
reconocen en la autoproclamada Añez, Fernando Camacho, o Carlos Mesa,
dirigentes contrarios a las naciones indígenas, por su historia larga, reciente
y el atropello a la bandera whipala.
Por otro lado, quienes encabezan el golpe deben resolver la
promesa anunciada: la celebración de elecciones presidenciales en un plazo no
mayor a los noventa días. Ese pazo forma parte de la arquitectura que cuenta
con cuatro pasos centrales: el derrocamiento, la conformación de un nuevo
gobierno transicional, el llamado a elecciones y la celebración de las mismas.
El proceso se encuentra actualmente en el momento de
conformación del gobierno, y se enfrenta a una dificultad: debe nombrar nuevas
autoridades del Tribunal Supremo Electoral, algo que debe proceder a través del
poder legislativo, donde el MAS tiene presidencias y mayorías. ¿Buscará un
acuerdo con quien persigue o avanzará contra el poder legislativo evidenciando
aún más su carácter golpista? ¿El MAS aceptará un acuerdo con el objetivo de
lograr un cauce electoral?
Se espera que las movilizaciones aumenten en los próximos
días con la llegada de quienes vienen de diferentes departamentos del país y la
presencia masiva de El Alto, donde esta noche de jueves se velan los muertos.
Ya se habla de más de diez en el país, y más de doscientos detenidos, una cifra
provisoria y aproximativa en un marco de ruptura del Estado de derecho y
persecución a los periodistas que no cumplen con la orden golpista.
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